fbpx Descontrolados y apestados – El Eco
¿Ya tenés una cuenta?
Inicia sesión
¿Aún no te registraste?
Registrate gratis

Descontrolados y apestados

El Eco

“Estoy convencido de que la sociedad de Tandil es la de una ciudad distinta, que puede dar el ejemplo en todos los ámbitos” y que ahora es el momento de demostrar que ese concepto “es verdadero y es lo que nos sacará adelante”.

Apelando a la legendaria frase de un correligionario suyo con raíces bien tandilenses como Pugliese, podría decirse que el pediatra les habló con el corazón y le respondieron con el bolsillo o con la apatía, a esta altura qué más da.

No hubo gesto, ni apelación romántica ni patriada posible para evitar lo inevitable. No somos Uruguay –como sueña el jefe comunal-,  somos parte de una sociedad poco proclive al cumplimiento de las normas y, en tiempos de pandemia, la negación parece la regla, como supo consignar el sociólogo e investigador del Conicet Daniel Feierstein.

“La clave para entender cómo luego de haber empezado tan bien estamos terminando tan mal, es de carácter eminentemente sociológico” (…) “Se sobreestimó el pánico y se subestimó la negación. El pánico puede ser una conducta problemática, puede provocar acciones desesperadas y libres de toda normatividad. Uno lo podría haber pensado para las primeras 48 horas después de decretado el aislamiento, el temor a que la gente se arrojara a los supermercados a pertrecharse de comida y provocar desabastecimiento, por ejemplo. Pero después era obvio que el mayor problema no iba a ser ese. Más bien hemos visto lo contrario, no aparece el miedo que debería aparecer, el miedo saludable ante semejante nivel de muertes y de contagios y, por el contrario, el sentimiento dominante ha sido la negación muy alimentada por el discurso tranquilizador. Porque si yo estoy en un estado de negación y tengo una autoridad que me dice que está todo controlado, este tipo de lenguaje que tiende a alejar el pánico y a recomponer tranquilidad ratifica la negación. Otro elemento que sirvió para ratificar la negación es que faltó un acompañamiento simbólico del discurso, que es lo que en comunicación se llama transmisión no verbal, que suele ser mucho más potente que la transmisión verbal. Yo te puedo pedir que te cuides pero, si te lo estoy diciendo mientras hablo con un periodista en un estudio cerrado, los dos sin barbijo y sin distancia, te estoy dando un doble mensaje que también sirve como ratificador de la negación. Esto es, me están diciendo algo pero ni ellos lo creen, porque ni ellos lo actúan. Ahí hay un componente muy importante para entender por qué cobra tanta fuerza la negación. Y, por último, te señalaría la falta de planificación estratégica, lo que podríamos plantear como un cierto incumplimiento de la palabra pública. Si yo te digo que vamos a aislarnos por equis cantidad de días pero después te extiendo los días, y después lo extiendo de nuevo y de nuevo, entonces, en esa extensión, pierde credibilidad esa palabra porque ya sabemos que esos días no son tales, porque no sabemos dónde está el final y entonces se va generando una situación de agobio, de cansancio, de hartazgo que tuvo que ver con esta falta de explicitación de un plan estratégico. Que además, cuando se estructuró, tuvo diversos problemas” (extraído de una entrevista en el portal NEXciencia).

 

Lo que nos pasa

Obviamente que el académico no se detuvo en Tandil. Habla del país y el mundo. De cómo no se pudo atemperar el paso arrasador del coronavirus y que claramente ninguna receta hasta aquí ha servido.

Por eso Feierstein no ataca a las medidas gubernamentales que priorizaron las políticas sanitarias, incluso el confinamiento como receta. Más bien todo lo contrario. Considera que se hizo todo lo posible. Por caso, ganar tiempo (en lo que algunos detractores insisten en apelar a la cuarentena más larga del mundo) para equipar al sistema de camas suficientes como para no optar -hasta ahora- en atender a uno u otro. Justamente el sociólogo habla del comportamiento social como la razón para que nos vaya como nos va.

Ya pasó mucho tiempo y la calle desnuda que no hay ánimo ni interés por retroceder un ápice en las libertades individuales y/o colectivas coartadas a favor de controlar el virus. Se dijo, desde este espacio, que lo peor que podía pasar es lo que pasó: una pérdida de autoridad que deslegitimó cualquier discurso o mensaje proclive a los deberes de cuidados sanitarios en pos de salvarnos y salvar del contagio.

Por eso, se consideró ponderable lo asumido por Lunghi cuando decidió emprender un criterio sanitario propio, con el consabido reproche provincial y las notables repercusiones que “el separatismo” despertó más allá de las fronteras serranas.

Se aceptó, que se trataba de una decisión costosa (políticamente hablando) en pos de no perder aquella autoridad. De buscar consensos con los sectores en pugna (comercio, industria, etc., etc.) y comprometerlos a cumplir con los criterios que impusiera la realidad sanitaria.

Pero apenas decretado el Estadio Rojo y sus restricciones a cuestas para que los gimnasios primero, los gastrornómicos ahora, desafíen con desacatar las disposiciones.

Razones no les faltan. La crisis económica los asfixia y las obligaciones tributarias no cesan. Encima, las propias autoridades exponen que el mayor foco de contagio no versa sobre los rubros en cuestión, más bien las razones devienen del comportamiento social intramuros. Los encuentros clandestinos. Las juntadas, las peñas y demás conductas que no se rigen por protocolo alguno, más bien por una responsabilidad individual que, al decir de la propia estadística, no es tal.

Entonces es lógico el reproche comercial. Se invirtió para trabajar con capacidad limitada y con estrictos protocolos para ahora cerrar porque no se puede controlar y reprimir lo que no está habilitado.

Responsabilidades

Y es ahí donde la cabe la responsabilidad indelegable al Estado, en este caso comunal. No se trata de hacer una crítica despiadada frente a lo que a todas luces resultó indomable aquí y más allá también, incluso en sociedades que se presentan como desarrolladas. Tal vez Nueva Zelanda o Suecia podrán ostentar un presente más bondadoso, simplemente porque las autoridades pidieron que se respete el distanciamiento y/o aislamiento y los ciudadanos lo cumplen. Acá, eso no pasó. No pasa.

Es cierto que no se puede perseguir a cada uno de los vecinos. Es difícil de digerir que uno de los gastronómicos que presionó para flexibilizar la actividad hablando de la responsabilidad empresarial en pos de hacer cumplir los protocolos resulta que se contagia en un asado entre amigos. Como mínimo, ahora debería hacer mutis por el foro.

O por caso, un enfermero participa de una reunión social clandestina en María Ignacia que provoca una catarata de contagios. Y encima el trabajador de la salud sigue con sus labores sin más en el cuidado de adultos mayores. Contra esas actitudes individuales no hay mensaje que alcance. Debería ser denunciado y sancionado por atentar contra la salud pública.

Pero más allá de los indebidos comportamientos individuales y/o colectivos, sí se debieran repasar algunas medidas anunciadas que, a esta altura de los acontecimientos, necesitarían explicarse por qué no funcionaron, si alguna vez las aplicaron más allá del anuncio.

A mediados de agosto desde el Sistema Integrado de Salud  se informaba sobre el trabajo conjunto con académicos en pos de una plataforma con “la idea de realizar el teleseguimiento de casos confirmados y de contactos estrechos, el acompañamiento a grupos de riesgo como adultos mayores”.  ¿Qué pasó con dicho relevamiento? No saben o al menos no contestan…

A principios del mes en curso, se anunció que se comenzaba a usar una aplicación para el control de los ingresos en restaurantes y lugares cerrados. “La idea es optimizar las herramientas tecnológicas disponibles para poder hacer controles más efectivos. Se cruzarán bases de datos y si una persona que está con Covid-19 o debe estar cumpliendo aislamiento domiciliario hace su ingreso a algún restaurante o lugar cerrado, saltará una alarma en el Centro de Monitoreo”. ¿Se aplicó esta herramienta? Y si se usa, ¿por qué ahora la necesidad de cerrar los locales?

Sin prisa ni pausa a las pocas horas el vicepresidente del SISP Matías Tringler a este Diario le dijo: “Lamentablemente no podemos controlar que se cumplan todas las recomendaciones, que se puedan aislar y cortar la cadena de contagios. No hemos podido bajar la curva de contagios desde hace más de 10 días y eso hace que avisemos y que como comité demos las recomendaciones de poder pasar a un Estadio Rojo, para tener un poco más de control, sobre todo en el grupo etario que más está contagiando”.

Honestamente, el mensaje confunde, desorienta. Y ante el desconcierto, se apeló a la quimera de pensar que éramos distintos cuando en verdad terminamos “sorprendidos” porque la peste está entre nosotros, descontrolada.

Guillermo Liggerini

Guillermo Liggerini

Sec. de Redacción El Eco de Tandil

Nota proporcionada por :

  • ElEcodeTandil

Comentarios

  • No sé entiende bien el sentido de la nota producto, creo, de un copi-pegue.
    Pretender que la gente sea responsable y se cuide sola es de una ingenuidad propia de un inepto para el manejo de esta crisis.
    Si ni siquiera se respetan los semáforos o los cruces peatonales por hablar de situaciones clásicas, vamos a dejar a la responsabilidad de la gente el control de una pandemia?
    Solo un nabo deja pasar el tiempo que nos dio la pandemia y hace solo algunos taludes de tierra en los accesos!!!
    No sé agregaron más camas ni respiradores. No sé hacen testeos ni se aíslan a los infectados. Solo un estupido semáforo manejado por los comerciantes
    Y ahora…. si te contagias es culpa tuya.
    Mala suerte tandilenses.
    Elegimos un buen parquero pero en esta…. que Dios nos ayude!!!

    • Y, sí, si la gente no se cuida sola, la municipalidad no es una “seño” a cargo de un gigantesco Jardín de Infantes. Tus comentarios son una muestra del deseo opositor -concretamente, el Frente de Todos-, de que las cosas salgan lo peor posible. Detestable, por supuesto. Es un karma que les lleva casi 20 años, y la pandemia es solo una excusa más para el agobiante, cansador “Lunghi – Todo maaaal”. Llamar al Intendente con los originalísimos “nabo, buen parquero, manejado por los comerciantes”, a esta altura del campeonato, ya ilustra sobre alguna cuestión psicológica, común a todos estos muchachos, que ignoro.

  • Tandil es un lugar con buena gente, pero también se creen mejores que el resto, de hecho el municipio se encarga constante mente de reforzar esa idea. A este combo de supuesta superioridad le sumamos una pandemia, comunicación confusa, un sistema de salud de pequeña envergadura y una crisis económica, y pum! Acá estamos, entre muchos que se siguen convenciendo de que esto es solo una gripecita y un montón de viejos cazando sus últimas bocanadas de aire atendidos por personal que está agotado y mal pago. Que decida el azar, el próximo enfermo repartiendo el virus x ahí podés ser vos, y el próximo muerto puede ser un adulto mayor que querés mucho. Qué más necesitan para hacerse cargo? Que otra cosa esperan que pase para aceptar que alumunicipio lo excede está situación y que gran parte de la población no está cuidandose? Tandil, lugar soñado, etc, etc, etc

  • Es increible el miedo que tiene la humanidad a la muerte que es capaz de restringir sus libertades individuales en pos de sostener una ilusión de vida. La muerte es parte de la vida, cuando aprendamos a convivir con ello seremos más felices. Duele, seguro. Queremos trascender, sin duda. Pero a qué precio.

  • A pero a esos locos no le hacen nada x que se creen los rápidos y furiosos los bípedos estos que los inspectores de tránsito y la policía les SECUESTREN los auto x no cumplir con el aislamiento y listo se acaban los rápidos y furiosos son salames gracias a estos salames estamos como estamos. Salu2

  • El Estado ya actuó. Mejor dicho las dos caras del Estado. Como una moneda. La cara política, la del gobierno, la encargada de planificar falló. Estuvimos congelados varios meses sin sentido siguiendo una orden vertical. La otra cara la de la acción y administración también tuvo sus fallas. En sus controles y en sus excesos del control como no dejar a un padre despedirse de su moribunda hija. Al Estado lo cambiaremos en Democracia y solidificando la Republica y el Federalismo. Para eso votamos.
    Ahora queda en cada uno de nosotros. Y somos seres libres. Si organizo una cena con 10 amigos y ante la realidad solo asisten 5 , esos son libres de responder a su culpa. Los otros 5 actuaron de acuerdo a su conciencia con resguardo. Si los 5 asistentes sienten uno de los síntomas del virus inmediatamente deben actuar con responsabilidad. No podemos coartar la libertad. No podemos dejar que gente se siga muriendo por otras causas que no sea el Covid, por no asistir a sus cuidados. Lo que necesitamos es sentido común.

  • Un muy buen artículo, Guillermo, felicitaciones. Yo creo que deberíamos valorar mucho más positivamente lo que TODOS hemos conseguido hasta acá. Quien puede negar que de acuerdo a nuestros antecedentes y costumbres, la llegada de la pandemia a nuestras tierras hubiera sido una masacre, mucho peor que la de USA o Brasil. Y sin embargo no fue así, hubo acuerdos y consensos entre la sociedad y los representantes que evitaron que lo sea. Al tiempo, según mis creencias por un grado de perversión política partidaria increíble, se empezaron a alentar las marchas violando esos acuerdos previos. Y se desmadró un poco la cosa. Pero confío en que todavía hay reservas para tratar de llegar a la vacuna en las mejores condiciones posibles. Ya tenemos 8 provincias sin cuarentena, y sería genial terminar el año con por lo menos una clase presencial de los pibes en las escuelas, aunque sea un acto. Creo que el municipio debería fijarse un poco esas prioridades, sacar del medio todo lo que originó tanto ruido, de gusto, volver al sistema de fases y plantearse esas prioridades, para mañana, para la semana que viene y para dentro de un mes. Y compartirlas con la población, confiar en ese pacto que tan buenos resultados nos dio al principio. Y recuperar, por supuesto, la autoridad necesaria para hacerlo. Espero no pecar de optimista, pero hay que dejar de lado los intereses perversos, y poner el cuidado de la vida y sobre todo de nuestros mayores por delante. Y todo eso se puede hacer tratando de cuidar también a los trabajadores y las empresas. Abrazo!

  • Quedo más que demostrado que el aislamiento no dió resultado. Si no el efecto contrario. Coincido con evitar aglormeramientos, pero si mantienes fiastancia con otros no debería haber problemas.

    En lugar de prohibir hay que permitir pero con precauciones. Y cumplir esas precauciones.

    No le veo sentido permitir salidas hasta las 18. Que diferencia hay con permitirlo 24hs. Hay gente q sale a las 18 o 20hs de trabajar. Le estás sacando derecho.

    Estado y privados tuvieron tiempo para prepararse. En lugar de eso apostaron a que existan casos. Es como el fútbol, metiste a todos abajo y te metieron varios. Te queda el segundo tiempo, salis con todos abajo para mantener la derrota o metes arriba para intentar remontarla ?.

    • Ah… Pero usted es más verde de lo que parece o tuvo una sobredosis de milei. Ese sistema ni en Suecia funcionó… Funcionaría acá? Imposible! Si permiten lo que usted dice Tandil se volvería Ibiza en temporada alta: descontrol. Ergo, contagios y más contagios, acompañados de pérdidas dolorosas.
      Los ÚNICOS países donde este bicho maldito fue controlado (dentro de lo posible) fueron aquellos donde el control estatal fue intenso.
      (Dejar de mirar tele y leer estadísticas ayuda a pensar, ya no permitan que los “opinadores”, que no periodistas, les llenen la cabeza)

  • A llorar al campito…..el Argento modelo Siglo XXI, es un modelo aberretado, ignorante,….pretender que se puede apelar su “responsabilidad” es utópico….

    El Municipio tiene que poner reglas claras ( barbijo/ distanciamiento etc. ) y lógicas. El que no las cumple multa….listo a otra cosa…

  • Si el batbijo no lo usamos porque es incómodo, si seguimos con el mate, si seguimos con las reuniones, si “a mi no me va a matar”, si es una gripe y listo, no nos quejemos cuando se muerrn nuestros padres o abuelos. Si no nos isopan, si pasa todo lo que sabemos que pasa y no nos cuidamos no le echemos la culpa al Estado, echemosle la culpa al estado que están nuestras cabezas. Al estado le podemos reclamar la falta de planificación, la falta de inteligencia para manejar algo inédito en cuestiones de salud pero no lo podemos culpar de nuestras culpas.

  • Comenzar pensando que “Tandil es la de una ciudad distinta” es como dice el autor de la nota, una quimera ¿porque debería ser distinta del resto del país? Es tan ilógico como las comparaciones con ciudadanos de Nueva Zelanda o Suecia, ahí si que podemos decir “son distintos” pero por una cuestión de historia y de formación como país…no son latinos, no digo que sean ni mejores ni peores, pero nosotros que “descendimos de los barcos” somos distintos y eso lo tenemos que asumir, no le demos más vueltas. Si el gobierno o los gobiernos se equivocaron, yo apelaría en este caso a tener un poco comprensión. Nadie “en el MUNDO” ni sabía ni sabe a ciencia cierta como tratar la enfermedad que va cambiando en su incidencia así que, creo yo, no se puede pensar que un administrador (gobernante) trate de hacer algo deliberadamente en contra de sus administrados. Si me parece que lo que uno debería hacer sería aportar ideas para el bien común y ahí va una que no he visto o no me anoticié y que sería un paliativo para comerciantes y pobladores , y esto va para “todos” los municipios y provincias. En vista a que no se encuentra solución que beneficie a los pobladores en esta circunstancia ¿ Por que no prueban realizar una quita de impuestos, por lo menos hasta que finalice la pandemia? hablo solo de un porcentaje.

  • I pretenden levantar los controles en los accesos porque si es así esto se va a descontrolar más porque va a entrar mucha gente ya se ve personas de afuera y eso que todavía “no está autorizado el turismo”

Deja un comentario